El Señor es el que llama, Él es que elige y nos lleva por rumbos que quizá no imaginamos… iniciaba diciendo en su alocución, el P. Luis Marcelo Enríquez, Rector(E) del Seminario Mayor Reina del Cisne; recordó que Mons. Jaime Castillo es el primer ex – alumno de esta Casa de formación en recibir el orden del Episcopado. Convirtiéndose en un testimonio vocacional para los jóvenes que allí se preparan para el sacerdocio ministerial.
Por ello con Solemne Eucaristía de acción de gracias, presidida por Mons. Jaime Castillo, invitado especial y concelebrada por Mons. Walter Eras, Obispo de Loja y los Sacerdotes Formadores, quienes son parte de esta institución demostraron su regocijo por la ordenación episcopal de quien fuera además hasta hace unos meses rector del Seminario.
La camaradería, los recuerdos de anécdotas y buenos momentos fueron el denominador común de este reencuentro, marcado además por el sentimiento de reconocer la grandeza de la vocación y la importancia de la respuesta constante al llamado continua de la gracia, que hace que el quien quiere imitar a Cristo, que quien quiere ser un signo de Cristo debe siempre escuchar y dejarse moldear.
El compromiso asumido es de oración permanente por esta misión encomendada por la Iglesia en el pastoreo de la comunidad del Vicariato Apostólico de Zamora para que sea siempre según el corazón de Dios.
Responder con humildad siempre ¨Hágase en mi tu voluntad¨, es lo que hace fructificar la vocación de un llamado, y ese ha sido el testimonio de Mons. Castillo.
Durante la homilía, el Vicario de Zamora, hizo referencia a la importancia de seguir los pasos del Maestro, a profundizar en su caminar, en sus palabras y también en sus silencios…cuando tengamos dificultades y nuestra palabra cause inclusive reacciones de rechazo hay que aprender a mirar a Jesús a mirarlo fijamente y recordar que Él también pasó por esos momentos. Cuán importante es la relación directa y sincera con el maestro para reflejarla luego a una vida de fe que se manifiesta en la convivencia diaria.
Luego de la Eucaristía, Mons. Castillo compartió un ágape fraterno con el Obispo de Loja, seminaristas y formadores de la que fuera también su casa y una de las misiones encomendadas por el Señor en su vida Sacerdotal como formador y rector de este centro de formación sacerdotal.