La parroquia eclesiástica nuestra Señora de Fátima, en Valladolid – Palanda, recibió a Monseñor Jaime Castillo, Vicario apostólico de Zamora Chinchipe en su primera visita pastoral.

Representantes de los movimientos y grupos eclesiales de la Parroquia se dieron cita a las 16h00 en el ingreso a la ciudad encantada, la hermosa Valladolid engalanada con globos de colores en demostración del regocijo de los vallesoletanos al recibir a su Obispo.

La lluvia señal de bendición precedió su llegada, fue acogido en calle de honor; niños, jóvenes y adultos se dispusieron en las principales calles de la localidad para recibir la bendición del Pastor, el emotivo evento en primera instancia culminó en el Santuario dedicado a la Virgen de Fátima en donde se congregaron los fieles, guardando los protocolos de seguridad por la pandemia para escuchar el saludo del Nuevo Vicario Apostólico de Zamora.

Al saludar Mons. Jaime quien hizo alusión a tres aspectos de la vida de la iglesia viva del Vicariato: su rol de “Padre Espiritual de la iglesia zamorana” y su deseo de acercamiento continuo con la gente para escucharles y aprender mutuamente de sus experiencias de vida y de fe; “Todo el que cree jamás esta solo” dijo haciendo referencia a la posibilidad de poderse congregar con las medidas correspondientes para preservar la salud, la Iglesia es la casa de todos, nadie se queda fuera, no excluye a nadie, y, finalmente “Vivir en comunión de fe con el Párroco” la comunidad sostiene al sacerdote y hacer un trabajo común hace que dicho trabajo sea fructífero.

A la noche, la Eucaristía la concelebró con el párroco del lugar P. Fabián Correa en el barrio San Gabriel, lugar que por vez primera recibía la visita de un Obispo, la comunidad conmovida por esta deferencia de Mons. Castillo, solicitó la continuidad de esa comunión entre los feligreses y la quienes pastorean la Iglesia.

Una jornada marcada por la alegría, el regocijo y las bendiciones mutuas, el compromiso férreo de continuar orando para fortalecer la fe y no perder la esperanza, y, para que Dios suscite buenas y santas vocaciones en este hermoso territorio bendecido por la productividad de su suelo y la bondad de su gente.

Valladolid un pueblo de profunda fe, que se ha consagrado a la Virgen María en la hermosa advocación de Nuestra Señora de Fátima.